El sonido de la flauta oxidada es la única esperanza de mi
solitario corazón, ya nada puede ser más agradable.
Aún recuerdo ese primer día, ¿y tú?
Incluso recuero mis últimas poesías… suena irónico, pero todas
hablaban de ti. Las huellas de tus zapatillas saturadas de barro continúan en
el suelo de mi habitación, no quieren desaparecer. Y, en el espejo, continúa
reflejándose esa sonrisa cínica tuya que tanto me gustaba.
Pero los recuerdos siempre acaban disipándose en los recovecos de
la mente.
Porque la poesía, ya no es poesía. Porque la melancolía solo
irradia belleza. Porque solo tú serás aquella flauta oxidada.
F.S.F
No hay comentarios:
Publicar un comentario